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Te conocí como “el marino”, así te llamaban mis viejos en la Don Pepín, con el paso del tiempo supe de vos aquel día trágico, 2 de Mayo de 1982, todos estábamos pendientes de la guerra y ese día el Crucero ARA Gral. Belgrano era hundido por los ingleses.
Lo tuyo fue heroico, aunque era un término que no te gustaba, siempre me decías que eras “veterano” y no héroe ya que vos habías sobrevivido y los demás no.
Pasada la guerra, aún recuerdo tu llegada a la estación de Basavilbaso, muchos fueron a recibirte, no era para menos después de lo ocurrido, en general y particularmente con vos.
También recuerdo aquel primer reconocimiento que te hicieron en la plaza, pasaron algunos años de tu vuelta, y como inmediatamente te viniste al programa de radio sumamente emocionado.
La vida nos unió, creo, en una hermosa amistad, de respeto, tolerancia, con muchos puntos en común, Malvinas, Boca, amigos en común, etc. Nunca voy a olvidar que cuando salías de compra, siempre a la mañana, te hacías un ratito y pasabas por la radio a saludarme y conversar un rato.
Memorables reportajes los que te hice, no por mí, sino por todo lo que contaste, siempre con respeto a tus compañeros vivos y muertos, siempre reivindicando la gesta malvinera y no olvidándote de lo bueno y lo malo que tuvo tu paso por la Armada Argentina.
Como la causa Malvinas siempre me movilizo, como a todos los argentinos y especialmente a los que pertenecemos a clases 62 y 63, hablar con vos era hablar con cada uno de los que combatió, era hablar con Julio Omar Benítez o con tu compañero, el soldado Caballero, era como tener conexión con el 82.
Hoy siento congoja, te sorprendió la enfermedad y le hiciste frente, como al mar, peleaste como contra cada ola en el naufragio, pero no pudiste, hoy queda tu recuerdo imborrable, tus calenturas, tus jodas, tu ultimo baile en la cena de Defensores, tus gritos por Boca, tus reclamos por la alcantarilla, pero por sobre todo me queda el recuerdo de tu amistad, la que en suerte sigo con Lucas, tu querido hijo, el que siempre, como el resto de la familia, sentía orgullo por el padre que le toco tener.
Chau “cuco” querido, anda tranquilo, te está esperando allá arriba el Capitán del Crucero Belgrano, Capitán Héctor Bonzo y todos tus camaradas que te ganaron en llegar, acá quedaras en nuestro eterno recuerdo.
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